Esteban Ibarra

Movimiento contra la Intolerancia, por los Derechos Humanos

Contra el Discurso de Odio en Internet

La magnitud de Internet es extraordinaria, el crecimiento del número de usuarios es exponencial y el uso de este instrumento excepcional para la educación, información, investigación, comunicación o entretenimiento, evidencia su alcance cualitativo.

Internet está ahí para quedarse, es una de los signos de la globalización de nuestros tiempos. Sin embargo hay un lado oscuro en la Red que también crece vertiginosamente. Las múltiples prácticas delictivas junto a hechos peligrosos para la seguridad colectiva como el ciber-terrorismo, llevaron a la Unión Europea  a impulsar la creación de un centro para luchar contra el ciber-crimen.

Uno de los aspectos más preocupantes del uso perverso de Internet es el CiberOdio. Presente en la red alentando el enfrentamiento inter étnico e interreligioso, el racismo, la xenofobia, el antisemitismo, la islamofobia, la negación del Holocausto, la homofobia y muchas otra formas de intolerancia, este uso de Internet desde esta perspectiva maligna que se beneficia en la mayoría de los casos del anonimato de la red, busca incitar al odio, reclutar y organizar la intolerancia criminal, promueve y provoca la discriminación y los delitos de odio, alienta el desarrollo del neofascismo, el populismo xenófobo, el racismo y el activismo neonazi.

Una de las consecuencias de esa propaganda de odio difundido en la red, propaganda que precede a la acción, son la multitud de actos de hostilidad y violencia que tienen su máxima expresión en sucesos criminales que van desde la provocación al suicido hasta acciones terroristas de organizaciones o de “lobos solitarios”.  Hay abundante información al respecto. Estos actos tienen como motivación o estímulo la intolerancia a la diversidad humana, ya sea étnica, cultural, religiosa, de orientación sexual, social o por cualquier otra circunstancia. Es desde el odio al diferente la matriz generadora del poliedro maligno de la intolerancia, alimentado de prejuicios, dogmas e ideologías fanáticas, desde donde se construye la violación masiva de la dignidad de la persona y la universalidad de los derechos humanos que todos deberían reconocer en cualquier parte del planeta.

Frente al uso positivo de Internet a favor del desarrollo integral de la humanidad, de los valores democráticos, de la convivencia intercultural, del conocimiento y la acción en común, del apoyo mutuo, la tolerancia y solidaridad, se alza arrogante el discurso de odio. Y ante ese peligro, ese problema señalado por el Consejo de Europa, se nos convoca a la acción ciudadana, especialmente a los jóvenes a quienes se pide movilización cibernauta para combatir ese discurso definido como aquel que “abarca todas las formas de expresión que propaguen, inciten, promuevan o justifiquen el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo u otras  formas de odio basadas en la intolerancia, incluida la intolerancia expresada por agresivo nacionalismo y el etnocentrismo, la discriminación y la hostilidad contra las minorías, los inmigrantes y las personas de origen inmigrante «.

No es un llamamiento nuevo, aunque sí lo es su intensidad debido a la gravedad del problema. Con anterioridad todos los organismos internacionales de derechos humanos, desde la ONU, OSCE y Unión Europea han subrayado en los últimos años los peligros del CiberOdio y la necesidad de movilizarse para combatirlo. Incluso en el ámbito de la legislación, tanto en el Protocolo de la Convención contra la Ciber delincuencia como en la Decisión Marco de la Unión Europea en materia  de Derecho penal contra el Racismo y la Xenofobia, sientan las bases para la lucha legal contra el discurso de odio, a diferencia de otros países como EE.UU. cuya 1ª enmienda de su Constitución,  sobre la libre expresión sin límites, posibilita la expansión del problema a nivel planetario.

Sin embargo no hay mal que por bien no venga, pues nunca hemos sabido tanto del discurso de odio y de sus promotores, de la práctica del ciberacoso, de intolerancia, de sus intenciones y acciones, del alcance de las redes neofascistas  y organizaciones neonazis, incluso del trasfondo y operatividad de sus acciones de mas difícil detección, como está sucediendo con sus ataques más violentos que expanden el horror en numerosos países.

Pero la legislación aunque necesaria, no es suficiente. Las denuncias, juicios y cierres de webs racistas y de odio desde su lentitud viven su impotencia frente a la progresión geométrica del número de mensajes, número de videos, canales, perfiles y otros espacios en redes sociales, en definitiva, frente al proceso de expansión y globalización del racismo, del odio y de las diferentes formas y manifestaciones de intolerancia.

En este sentido resulta imprescindible, así lo estima el Consejo de Europa al lanzar la Campaña “No Hate Speech Movement”, movilizar a la ciudadanía, en especial a los jóvenes, en el ámbito de Internet, para trabajar como activististas cibervoluntarios en la prevención del discurso de odio, para promover la Tolerancia y expandir la ética de los derechos humanos. Un compromiso al que se convoca a los Gobiernos, a las empresas de servicios informáticos, a la sociedad civil, a los partidos y organizaciones sindicales y empresariales, en definitiva a todo el mundo porque la Red es  parte de todos.

Esteban Ibarra

Presidente de Movimiento contra la Intolerancia

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